Son mis ventanas del alma
con las que a veces lucho por cerrar y no lo consigo
Pero de alguna manera les voy encontrando la vuelta
Cuando la nostalgia me embarga las dejo abiertas
para que entren extraños a la fiesta.
Que se sirvan de todos los bienes de mi casa
luego yo he de cobrarme sobremanera por los platos rotos
Dándoles con un palo en la cabeza, a los que no entendieron
el porqué de mis desvelos personales. Por ahí dicen que:
El derecho de admisión se lo reserva el dueño de casa
Arbi.
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